Desde sus inicios más formales en la década del 30, la Balística Forense es una ciencia que ha ido complementándose a lo largo de los años en diferentes aristas de su área, como son los exámenes de armas y municiones, los análisis de trayectorias, y la dinámica de los hechos. Sin embargo, su origen reside en el aspecto que es hasta el día de hoy el más representativo y conocido, la identificación de armas de fuego por evidencia balística.
Cada vez que mencionamos Balística Forense, se nos viene a la mente la idea de armas y una persona con bata blanca detrás de un microscopio. Y es justamente esta icónica imagen tan representativa, el eje por donde pasa uno de los principales problemas que mantiene la identificación balística en nuestro país.
En el año 2005, la Policía de Investigaciones de Chile, adquiere y mantiene a su servicio un equipo especializado para la identificación de armas de fuego por evidencia balística, llamado IBIS (Sistema Integrado de Identificación Balística), cuya avanzada tecnología, permite digitalizar las huellas balísticas presentes en evidencia forense (balas y vainas), para luego correlacionarlas en una base de datos y así establecer la identificación especifica del arma de fuego que generó dichas evidencias, por lo menos en la teoría, pues en la práctica, en nuestro pais el potencial de la tecnología IBIS queda significativamente limitada al no existir la base de datos pertinente para proceder con las correlaciones de identificación.
Historia similar ocurre con Carabineros de Chile, que a mediados del 2014 también adquiere tecnología IBIS de última generación, y sufre del mismo problema al carecer de una base de datos idónea que le permita establecer la identificación de armas de fuego.
Esta situación ha limitado a nuestras policías a operar con las bases de datos que ellos mismos conforman, las cuales son alimentadas, por una parte, con la evidencia balística forense que llega a sus laboratorios, que dicho sea de paso, provienen del Sitio del Suceso o del cuerpo de la víctima.
Por otro lado, la alimentación de sus bases de datos también es abastecida con muestras balísticas provenientes de pruebas de funcionamiento o disparo, de armas incautadas en procedimientos policiales de sus propias instituciones.
Ambas fuentes de alimentación, para efecto de bases de datos, presentan distintos inconvenientes debido a la naturaleza de origen. Por ejemplo, los registros obtenidos por evidencia balística que son de carácter dubitado, es decir que son de un origen desconocido, frecuentemente pueden presentar deformaciones, fracturas o pérdida de material, que conlleva inherentemente a una mayor posibilidad de complicaciones en la digitalización de la muestra y posterior correlación, en tanto que solo les permite (si se da el caso) establecer relación entre distintos sucesos delictuales donde ha participado la misma arma, pero, sin poder identificar el arma concretamente.
Por otra parte, los registros obtenidos producto de una prueba de funcionamiento o disparo, y que son de carácter indubitado, es decir, que se conoce claramente el origen de la muestra, han pasado por un procedimiento de recuperación balística que garantiza la idoneidad de la muestra, y que optimiza la digitalización y correlación de la misma, pero que en lo práctico, si bien nos permite conocer los posibles hechos delictuales en los que participó el arma de fuego incautada, la identificación de la misma ya fue establecida previamente por otros métodos, sumando a esto que es un arma de fuego retirada de circulación y eventualmente en camino a destrucción, lo que implica que el registro balístico puede ser potencialmente inútil en la base de datos.
Consecuentemente a lo anterior, el hecho de que actualmente no sea posible identificar detalladamente un arma de fuego a través de evidencia balística forense, conlleva la pérdida de un camino investigativo de gran importancia para el trabajo policial.
Ante toda esta situación, se hace evidente que el proyecto o programa de adquisición de IBIS debió considerar un plan adjunto que permitiera levantar una base de datos balística idónea para el debido servicio de esta tecnología en la investigación policial. Sin embargo, a pesar de la evidente carencia de este aspecto, la medida necesaria implica un proyecto de envergadura y con la mejor planeación en diseño y logística, pues los retos ciertamente son desafiantes.
Desde los inicios de COLCRIM CHILE en el año 2010, esta asociación respalda y mantiene una postura concreta respecto de la iniciativa de creación de un Banco Nacional de Huellas Balísticas en Chile, puesto que como profesionales insertos en el mundo forense y al tanto de la realidad chilena, conocemos el problema de fondo, y sabemos la urgencia e importancia de levantar una base de datos idónea para este propósito.
Creemos que nuestro país reúne las condiciones óptimas para implementar un Banco Nacional de Huellas Balísticas, moderno, auto sustentable, transparente, eficiente, pero por sobre todo, somos partidarios de su implementación considerando un diseño inteligente adaptado a las características de nuestro territorio y legislación, pensando en el futuro, y apuntando no solo a ser una la plataforma necesaria para las investigaciones policiales, sino también como una medida más en el fortalecimiento del control de armas y municiones del país.
En este sentido, el objeto de levantamiento y registro del Banco Nacional de Huellas Balísticas debiera considerar las muestras balísticas de:
- El armamento portátil importado y de fabricación nacional, previo a su ingreso oficial al comercio civil autorizado.
- El armamento portátil de uso civil, ya inscrito a nivel nacional.
- El armamento portátil de uso policial.
- El armamento portátil de uso militar.
De manera de abarcar la totalidad de sectores en los cuales están presentes las armas de fuego portátiles, teniendo en cuenta que si bien las armas que están en manos de la delincuencia, evidentemente en condiciones de ilegalidad, no están directamente contempladas, en el mediano a largo plazo, estas medidas irán cercando estratégicamente este sector.
Enlazar el Banco Nacional de Huellas Balísticas con las Fuerzas Policiales, otorgará a estas últimas, un apoyo significativo en la tarea de investigar todos aquellos delitos vinculados al uso de armas de fuego, no solo para relacionar distintos delitos a un arma de fuego, sino que para individualizar concretamente el arma de fuego, es decir, conocer el tipo, marca, modelo y calibre de la misma, como así también, la identidad del propietario legal según esté establecido en los registros de la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN).
De este modo, los delitos en los cuales esté presente el uso de un arma de fuego, podrán ser investigados con mayor eficiencia por parte de las policías, reduciendo los tiempos de investigación y maximizando los resultados, incluso de aquellos delitos de alta complejidad, como son los casos de balas perdidas.
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